EL ARROYO
El canal del arroyo equivoco
su lugar
Su destino en caprichosa
confusión
Cristalino como Dios lo creo
Dibuja tu nombre en
transparente labor.
El agua se alborota al
reflejar tu figura varonil
en escueta virilidad
Estrechando entre sus vertientes
Las muestras de tu amor al
conservar.
El cristalino me recuerda que
jugabas
Con tus manos al sembrar
El manzano que un día te pedí
y
Sin discutir el tierno beso
cayó
En los labios, que esperó.
El cauce del arroyo se
convirtió
En el confidente de mis
debilidades
En medio de tu presencia al
esconder mi cuerpo de placer
Por la satisfacción de tus
bondades masculinas al posar.
Adalid